Dar una definición de estado, y sobre todo, hacerlo en pocas líneas, ofrece dificultades insuperables, porque se trata de un concepto muy discutido. Por ello es preferible limitarse a decir que, según Adolfo Posada, el estado “es una organización social constituida en un territorio con fuerza para mantenerse en él e imponer dentro de él un poder supremo de ordenación y de imperio, poder ejercido por aquel elemento social que en cada momento asume la mayor fuerza política”; y que para Capitant es “grupo de individuos establecidos sobre un territorio determinado y sujetos a la autoridad de un mismo gobierno”.
Sin perjuicios de tal reserva, como orientación sintética de índole jurídica, social y política, cabe agregar estas acepciones: cada una de las clases o jerarquías diferentes en una sociedad política. Condición de una persona con relación al matrimonio. Cuerpo político de una nación. La nación misma, aunque esta sinonimia no sea técnica, por haber naciones que no son estados, soberanos al menos. La administración pública. Territorio o país independiente. La hacienda pública. La sociedad jurídicamente organizada. En los regímenes federales, cada territorio que posee cierta autonomía (Dic. Der. Usual)
Tomado de: Manuel Ossorio. Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales. Editorial Heliasta. Argentina, 1981. p. 294.
-Estado: En infinidad de contextos, la palabra estado es usada para designar la estructura permanente de poder en una comunidad política. En este sentido, la palabra estado se contrapone a gobierno, que designará los modos concretos y contingentes del ejercicio de ese poder. En el primer caso, el acento de la definición recae en la palabra permanente, en el segundo en la palabra ejercicio.
Esta es la lógica subyacente en una división perfectamente clara para los europeos, pues ellos la viven en la realidad cotidiana de sus comunidades. En efecto, en todos los países europeos hay la división clásica entre el jefe del estado y el jefe de gobierno, con lo cual las expresiones se encarnan y adquieren un significado que la intuición –y no sólo los especialistas en ciencia política- captan fácilmente. En especial cuando la jefatura del estado está en manos de un monarca, que simboliza una continuidad, que va más allá de los regímenes actualmente vigentes.
En otros casos el jefe del estado es un presidente elegido temporariamente, que en la práctica cotidiana aparece ligado a actos protocolares, pero que todos comprenden que cumple una función mucho más delicada y profunda, representar la continuidad, la permanencia de una estructura de poder que es una de las condiciones esenciales de la existencia de la comunidad política.
En este sentido, la palabra estado conviene a cualquier clase de comunidad política y es la razón de que todos los traductores coloquen la palabra estado allí donde Platón y Aristóteles.
En muchos casos, la palabra estado se utiliza como sinónimo de lo que llamamos comunidad política. Este es el caso por ejemplo, cuando se habla de los estados bálticos, queriendo referirse a las comunidades políticas con costas en el Mar Báltico.
Tomado de: Aníbal D` Ángelo Rodríguez. Diccionario Político. Editorial Claridad. Primera edición. Buenos Aires (Argentina), 2004. pp. 205-206
-Estado: Agente, aspecto o institución de la sociedad autorizado y pertrechado para el empleo de la fuerza, es decir, para ejercer un control coercitivo. Esta fuerza puede ser ejercida, como defensa del orden, sobre los propios miembros de la sociedad o contra otras sociedades. La voluntad del Estado es la ley y sus agentes son los que hacen las leyes e imponen su observancia. Estos agentes constituyen el Gobierno. Deben distinguirse cuidadosamente Estado y Gobierno: el primero constituye las tradiciones, los instrumentos políticos tales como las Constituciones y las Declaraciones de Derechos y toda la serie de instituciones y convenciones relacionadas con la aplicación de la fuerza; el segundo es un grupo de individuos a quienes se ha confiado la responsabilidad de llevar a cabo los fines del Estado, otorgándoles la autoridad necesaria.
Tomado de: Henry Pratt Fairchild. Diccionario de Sociología. Fondo de Cultura Económica. México, 1960. p. 112
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